domingo, 30 de enero de 2011

Un campillero de Salvochea esclavo del franquismo

Ricardo Limia, esclavo del franquismo
Cuando los fascistas le preguntaban de dónde era, él decía que de Salvochea, a tres kilómetros de Riotinto, en Huelva, pero cada vez que lo decía, le pegaban una paliza. Había que llamarlo El Campillo, como a ellos les gustaba", dice Ricardo Limia a sus 94 años. Le arruinaron media vida, no sólo por no permitir llamar a su pueblo con el apellido del mítico revolucionario y anarquista Fermín Salvochea que le dió nombre durante los años que duró la Segunda República, sino por esclavizarlo para la construcción de Canal del Bajo Guadalquivir, conocido como el Canal de los Presos.
Según cuenta, tras estallar la guerra, se escondio un año por la sierra de Huelva, junto a otros milicianos. Después se unió a un destacamento de mineros que salió de Riotinto hacia la Pañoleta para luchar, pero los engañaron y los mataron a casi todos. Ricardo se salvó porque iba al final en una moto. Tras ser reclutado a la fuerza y descubierto su plan para pasar a la zona republicana, fue condenado a cadena perpetua en 1937, pena conmutada luego por trabajos forzados en la construcción del canal. Actualmente vive en Dos Hermanas (Sevilla).